EL Rincón de Yanka: LA INCREÍBLE HISTORIA DE AUTOSUPERACIÓN DE "EL DEMONIO DE PAZMANIA"

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martes, 2 de enero de 2018

LA INCREÍBLE HISTORIA DE AUTOSUPERACIÓN DE "EL DEMONIO DE PAZMANIA"



La increíble historia de 
"El Demonio de Pazmania" 
al que ni un cuello roto 
le impidió volver al ring


En los años 1980, Vinny (Paz) Pazienza forjó una reputación como uno de los más emocionantes peleadores del planeta. Un héroe brusco, agresivo y sin rodeosde Providence, Rhode Island, el apodo de Pazienza era "El Demonio de Pazmania", tanto por su vida desaforada fuera del ring como su estilo intransigente con los guantes.

Pazienza ganó el título de los ligeros versión FIB al derrotar por puntos a Greg Haugen en 15 rounds, en 1987. Lo perdió, sin embargo, inmediatamente después en una revancha que también se fue a los 15 asaltos.

Luego, cuando Pazienza recibió una paliza de Roger Mayweather (el tío del gran campeón Floyd Jr) en 1988, su legendario entrenador, Lou Duva, le recomendó que se dedicara a otra cosa.

Pero Pazienza sólo tenía 25 años, la misma edad que tenía Blackwell cuando sufrió su primera lesión, y no le prestó atención. Después de todo ¿a qué otra cosa se podía dedicar?

"No le presté atención a nadie y estuvo bien que no lo hiciera", dice Pazienza.

"Si les hubiera prestado atención, nunca hubiera ganado el título mundial en primer lugar. ¿Quién sabe dónde estaría ahora? Tal vez sirviendo en algún bar. Y si me hubiera retirado después de perder contra Mayweather, nunca habría ganado el campeonato mundial otra vez".
Bajo la tutela de Kevin Rooney, quien fuera entrenador de Mike Tyson, Pazienza ganó musculatura, subió dos categorías de peso y conquistó el título mediano junior de la AMB, derrotando al francés Gilbert Dele en 1991. Entonces llegó la oscuridad.

Unas semanas después de convertirse en doble campeón mundial, Pazienza se vio envuelto en un choque frontal de auto que le quebró el cuello, además de muchas otras cosas.

Cuando salió del hospital unas semanas después, portaba un halo cervical, un aparato como una jaula atornillada a su cráneo. Un periodista dijo en broma: "Hay algo irónico en que el Demonio de Pazmania tenga un halo". Pazienza solía entrar al ring con una bata que tenía cuernos rojos en la capucha.
"Durán pudo haber tenido 42 años, pero nadie golpeaba más duro que ese tipo. Nunca había sentido algo así, era como una de esas bolas de demolición estrellándose contra mí ". Vinny Pazienza
El doctor le dijo que tenía suerte de poder seguir caminando, que el boxeo estaba definitivamente descartado y que lo recomendable era que hiciera otras cosas. Pazienza le respondió: 
"Usted se equivoca, doctor, usted no entiende el tipo de hombre que soy".
Casi inmediatamente después de regresar a casa, y en secreto de su estrechamente unida familia italiana, Pazienza empezó a entrenar. Le habían dicho que un golpe podría cortarle la médula espinal pero Pazienza empezó a levantar pesas a pesar de la advertencia.
"La mentira más grande en el boxeo es 'no es así de simple'", recalca Pazienza que, a pesar de tener una nariz en forma de zigzag, se ve y suena en buen estado.
"Nadie pensó que volvería a pelear pero algunas veces no es tan difícil como otra gente lo hace ver. Así que siempre estuve dispuesto a hacer un gran esfuerzo. Simplemente no estaba preparado para retirarme. Yo sé cómo se siente Nick Blackwell. El boxeo se te mete en la sangre y yo no quería vivir si no era capaz de hacer lo que quería".

"Le decía a mi mamá, 'Voy a hacer esto o morir en el intento, así de sencillo'. La primera vez que se lo dije se echó a llorar. Como un mes después empecé a entrenar otra vez. Le conté a mi padre y lo invité a venir al gimnasio. Cuando regresábamos a casa en el auto, estaba empapado en sudor. Le dije que todo estaba bien".

Cuando le retiraron el halo cervical, no permitió que le pusieran anestesia, una escena bastante espeluznante en la película que también da una idea del umbral de dolor de Pazienza.
"Me debieron haber inyectado morfina", dice, "pero yo no uso drogas".
A pesar de que se sentía listo para entrar otra vez en el ensogado, nadie quería hacer sparring con él. ¿Por qué lo harían, si pensaban que un golpe lo podría matar? Sin embargo, un buen amigo, Ray Oliveira, finalmente aceptó intercambiar unos golpes.

"En el primer round no me tocaba. El segundo round no me tocaba. El tercer round empecé a machacarlo, se cubría contra las sogas y de pronto empezó a golpearme de vuelta. Hubo 30 segundos de alboroto y, cuando sonó la campana, regresé a la esquina donde Kevin Rooney y mi padre y empezamos a abrazarnos y palmotearnos. Ahí fue cuando supe que lo lograría".
Poco más de un año después de romperse el cuello, Pazienza boxeó de nuevo. 18 meses y seis victorias después, peleó contra el gran púgil panameño Roberto Durán, en Las Vegas. Durán, poco conocido por su misericordia, le dijo que le rompería el cuello otra vez.

Algunos comentaristas mencionaban las palabras "estúpido" y "loco" una y otra vez, preguntándose cómo era posible que le hubieran dado licencia para boxear. Pero sus segundos aseguraban que le habían dado un certificado de buena salud y que sus huesos sanados estaban más fuertes que nunca.
"Yo adoraba a Durán, él fue una de las razones por las que empecé a boxear pero era un tipo malo y lo odié antes de la pelea", declaró Pazienza. 
"Dijo una cosas desagradables que realmente me llegaron al corazón. Así que, cuando sonó la primera campana, nos golpeamos en serio".

"Pudo haber tenido 42 años, pero nadie golpeaba más duro que ese tipo. Nunca había sentido algo así, como una de esas bolas de demolición estrellándose contra mí".

"Me tumbó en el quinto pero, cuando sonó la campana después de ese asalto, lo seguí hasta su esquina y empecé a gritarle:
'¡Durán, de aquí no me voy!' Se hizo el que no me prestaba atención y me llamó 'loco'. Pero se dio cuenta que yo tenía cojones".

Pazienza le ganó a Durán por puntos en 12 agotadores rounds. Ver la pelea de nuevo es como ver a dos carneros embistiéndose. El año siguiente, Pazienza volvió a ganar la revancha.
Después de eso siguió un fracasado intento a un título mundial contra Roy Jones Jr, tal vez el mejor boxeador de la década de los 90, y una derrota frente al británico Herol Graham, que Pazienzia culpa a haberle dedicado demasiado tiempo a una profesional del entretenimiento adulto.
Los detalles de esa historia son demasiado picantes para estas páginas pero Pazienza, que una vez estuvo en la portada de una conocida revista para caballeros en su bata y guantes de boxeo al lado de una contrincante con mucha menos ropa, los relata con gusto.

Ya sea perdiendo sus millones en el juego, gastando decenas de miles en clubes de estriptis o pasando el tiempo en la Mansión Playboy entreteniendo a sus residentes con gran derroche, no hay mucho que Pazienza no haya hecho con gusto en sus 53 años de vida.
Hoy en día, dice mantenerse ocupado en actividades más sanas como dando charlas motivacionales, produciendo DVD inspiradores y firmando autógrafos. Se declara encantado con la historia fílmica de su vida y espera que pueda cambiar vidas.
"Lo mejor de todo es cuando la gente dice, 'si Vinny Paz hizo lo que hizo, yo también puedo'. Siempre es increíble cuando te meten en un cajón del que no creen que podrás salir y pruebas lo contrario. Sea lo que sea -ganar un título mundial, lograr un empleo, aprender un idioma- tienes que esforzarte para hacerlo realidad".